viernes, 24 de septiembre de 2010

Capitulo 15. Increíble.

Perdón por este capitulo tan corto y por no subir este finde. SORRY!

Capitulo 15
Increíble.

- Estas…
- Sí, ya sé, diferente. Ya vamos -lo interrumpí intentando escapar antes de que alguien nos vea-.
- No iba a decir “diferente” precisamente -dijo aun boquiabierto-
- Sí -sonreí-. Gracias. Pero ya tenemos que irnos antes de que alguien nos vea ¿no?
- Sí, deberíamos irnos ya. -dijo él-
- ¡Wooow! ¡Miren! -gritó Pedro señalando una limosina-
- ¿De quién será? Que yo sepa nadie de este barrio tiene una limosina, varios no tienen ni auto… -dije-
- Mmm… -Justin se movió incómodo- Es nuestro transporte del día de hoy…
- ¿Estas hablando en serio? -preguntó More, ilusionada-
- Muy en serio -sonrió él-.
- Bueno, vamos -dijo y nos invitó a subir a esa limosina negra brillante-.
- Creo que me tendrías que explicar un par de cosas ¿no? -pregunté cuando subimos, mirando a mi alrededor-
- ¿Y vos? -me miró- No sabía que te vestías así.
- No. No me visto así. Me vistió, maquilló y peinó Morena. ¿No es una genia?
- Sí, logró hacer algo casi imposible.
- ¿Ponerme linda? -pregunté molesta-
- ¡No! -gritó- Ponerte más linda de lo que estabas…
- Ah -fue lo único que pude decir ante esa declaración- Tu turno de explicar…
- ¿Qué es lo que tengo que explicar?- Mmm… Dos cosas: Uno, la limosina y dos, la invitación a uno de los lugares más caros para adolescentes -le dije-.
- Ah… eso… no es nada… -se puso incómodo-
- Está bien… Pero que conste que sé que ocultas algo, eh -le dije-.
- Bueno… -dijo extrañado-
El viaje siguió en silencio, él cada tanto me miraba y me sonreía y yo hacía lo mismo.
- Llegamos, chicos -avisó el chofer-.
- Genial -dije-.
Justin bajó primero y me tendió la mano para ayudarme a bajar.
- Gracias -le sonreí-.
- De nada -dijo él-.
El lugar, Rockland, era realmente asombroso.
Capitulo 16, adelanto.
- Tengo que decirte algo muy importante -dijo clavando su mirada en la mía-.
No quería que se arruine el momento. Tampoco nuestra amistad. Quería escapar de allí. De ese silencio incómodo. De ese ruido abrumador. De esas palabras. Quería huir, quería correr. No quería declaraciones, no por ahora. Solo diversión, diversión y más diversión.
- Por el momento solo quiero que me dediques unos minutos jugando conmigo al tejo, ¿Qué decis?
- Me parece una fantástica idea -sonrió-.
- ¡Bueno, vamos!
Corrimos al tejo y empezamos a jugar.

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