viernes, 22 de octubre de 2010

Capitulo 27. Conversando.

Espero que les guste el capitulo, se lo dedico a Cami, que con esos mails que me manda me alegra el día. ¡¡Yo amo que ames mi novela!!

Capitulo 27
Conversando.
Un rato después, nos levantamos y emprendimos el camino de vuelta a casa.A vivir otra vez lo mismo… a vivir en ese mundo en el que el amor era… una mentira, en mi mundo el amor existía, pero en el de ellos… había existido, o eso creo.
- Y otra vez a casa… -suspiré-
- Sí, no te pongas triste -sonrió ampliamente-, mañana nos vemos.
Reí.
- No, no es eso. Bueno, sí, pero además, en casa es todo más… complicado.
- No entiendo, contame -pidió frunciendo el ceño-.
- No -sonreí sin felicidad-, no te quiero aburrir con mi estúpidos problemitas familiares.
- Si te preocupan no son estúpidos, amor.
- ¿No habías dicho que no eras ni un poco romántico? A mi ese apodo me resulta dulce y tierno -sonreí, pero no pude ni engañarlo ni distraerlo-.
- Dale, contame que es lo que pasa -insistió-.
- De verdad, no importa.
- Sí importa.
- Bueno… mis papás… no se llevan bien en absoluto. Es más, se odian, se detestan.
- ¿Tanto?
Asentí con la cabeza.
- Pelean todo el tiempo, nunca se termina. Es… insoportable. Creí que no existía el amor, que jamás me iba a enamorar, que todo era una mentira.
Me abrazó.
- Y ahora sé que no. Es todo verdad -le sonreí, pero no supe si lo decía por el o por…-.
- Sí, lo sé. Entiendo como te sientes.
- ¿Qué pasó? ¿Dije algo malo? Hace diez minutos estabas de lo mas bien y ahora estas… decaído.
- Es que… yo tampoco estoy del todo bien con mis papás.
- ¿No se llevan bien? -pregunté-
- Sí, entre ellos sí. Pero… no conmigo, ni con mis hermanos.
- ¿Cuántos hermanos tenes? -pregunté-
Sonrió.
- Dos, son mellizos. Pablo y Julia. Tienen 13 años, son lo mejor que tengo, bueno… una de las mejores cosas que tengo -me miró y su sonrisa se ensanchó-.
- Sí, mis hermanos también son mi alegría de vivir. Morena y Pedro. More de 12 y Pedro de 13. Aunque últimamente no estuve hablando mucho con ellos, en general, están para mi siempre y yo para ellos. Pero… ¿Por qué no te llevas bien con ellos, con tus papás?
- Ninguno de los tres, ni mis hermanos, ni yo. Y es más que nada… un tema económico. Siempre están viajando y no nos dan bola.
- ¿Y que es lo económico de eso?
- Eh… Creo que si no producimos dinero no importamos. O algo así. Ellos están todo el tiempo viajando, o trabajando, o comprando estupideces por completo innecesarias, o… bueno, eso nada más. Pero es insoportable. Nunca nos escuchan, no les importamos.
- No creo que sea así.
- Te aseguro que sí es así.
- Bueno… ¿Eso significa que sos… rico? -pregunté, diciendo la última palabra con algo de disgusto-
- Eh… creo que sí.
- ¿Creo…?
- No me gusta describirme con “esa” palabra. A ellos les encanta, a mis papás. Pero… si con rico estas hablando de tener mucho dinero, un buen auto, una casa grande… sí, soy “rico” -frunció el ceño tanto que pensé que se le iba a quedar así por siempre-. No me digas así, por favor, me da náuseas.
Exploté en una carcajada.
- ¿Náuseas?
- ¡Sí!
- ¿Por qué? -pregunté entre risas-
- No sé… me hace sentir… ¿cheto? -llenó la boca de aire y se puso un dedo en los labios, como si estuviera por vomitar-.
Ambos nos reímos.
- Te quiero -dije, y me salió del alma. Sí, lo quería, y mucho. No eran solo mentiras, sí lo quería, me alegró verdaderamente mucho darme cuenta de eso, no me quería dañar a mi, y mucho menos a él-.
- Yo más -susurró-.
Ok, no podía discutir contra eso.
- ¿Cómo se llaman tus amigos? -pregunté, solo por decir algo-
- ¿Mis amigos? -rió- Ya no se te ocurre de qué más hablar, ¿no?
- Sí, cierto. Pero, me interesa, de verdad quiero saber -sonreí-.
- Bueno, mi mejor amigo se llama Jack.
- ¿Cómo es?
- No, no, no. Vos sos mía. No te voy a ceder ni siquiera a mi mejor amigo, eh.
- ¡No! No por eso, por curiosidad.
- Ah, entonces sí -puso los ojos en blanco-. Era un chiste, amor, no era en serio. Yo sé que solo te gusto yo.
- ¡Ok, entonces contame sobre él!
- A ver… tiene el pelo negro, los ojos verdes y es un espárrago -rió-. Es flaquísimo y altísimo. Me lleva como dos cabezas, cuando salimos juntos parece mi hermano mayor. Y es más chico, bueno, un poco más chico que yo. Tres meses en realidad. Y también tengo una mejor amiga, Jane, es como una hermana para mi. Es rubia (muy, muy rubia) con el pelo lacio hasta la cadera, tiene los ojos azul-plateados, mide unos centímetros menos que yo y es flaca, tiene la piel muy blanca.
- Ah.
- ¿Qué te pasa? -preguntó-
- Nada -tal vez estaba siendo demasiado cortante-.
- ¿Ah sí? ¿No te pasa nada?
- Es que… no soy competencia para esa tal Jane -dije con cierto tono de disgusto-. Mirame. Soy castaña, tengo los ojos marrones y no soy ni alta ni flaca. No soy competencia para ella. No soy nada más que un desafío para los chicos, ¡no soy más que un desafío para vos! No tengo nada que pueda llegar a gustarte de verdad -mi tono de enojo cambio a algo más parecido a la tristeza-
- ¡No es cierto! A ver si te describimos un poco mejor. Tenes tu brillante pelo castaño claro ondulado sedoso por la cadera, más rebajado adelante.
Puse los ojos en blanco, pero el continuó sin prestarme atención.
- Sos flaca, pero eso… no importa. Y no sos alta, tenes una estatura normal, perfectamente normal. Pero no te metas con tus ojos. Oh no, cariño, no con tus ojos. No sé si sabes, pero el color de tus ojos es muy peculiar, poca gente los tiene así, son muy misteriosos e intensos, y eso los hace todavía más lindos de lo que son ya. Son hermosísimos. Además tus ojos son bien grandes y expresivos. No necesitas palabras, porque tus ojos dicen todo lo que las personas quieren saber, son súper exóticos, y no hay nada más lindo que lo exótico, que lo original. Son preciosos y no te metas con ellos, porque los amo y no te lo perdonaría, ¿ok? -a él se le dibujó una sonrisa gigante y a mi una máscara de sorpresa, ¿él pensaba eso de verdad? ¿Mis ojos eran en serio especiales?-
- ¿Por qué tan sorprendida?
- No sabía que me veías así. Bueno, no sabía que yo me veía así. No te rías por lo que te voy a preguntar, pero… ¿Soy linda?
- Hermosa -sonrió-.
Me paré en puntas de pie y le di un besito.
- Hermosa. Hermosa. Hermosa. Hermosa. Hermosa. Hermosa -repitió una y otra vez-.
- ¿Qué haces? -reí-
- Antes cuando te dije “hermosa” me diste un beso, y siempre yo te los daba, así que memorizo la palabra para que cada vez que quiera un beso te la diga y me lo des.
- Si queres un beso me lo tenes que pedir.
- Ah, ok -hizo una pausa y siguió-: Quiero un beso. Quiero un beso. Quiero un beso. Quiero un beso.
- ¿Y ahora?
- ¡Dijiste que te pida cuando quiera!
- Tonto -dije entre risas y puse los ojos en blanco, mientras me volvía a poner en puntas de pie para besarlo-.

Capitulo 28, adelanto.

- No vamos a ir a mi casa, mis papás van a arruinarlo todo, son unos… idiotas.
- Vamos, no me importa lo que tus papás o los míos digan.
- Está bien. Pero que conste que no estoy ni un poco de acuerdo con esto, eh.
- Consta.

- Desaparecé de mi vista, pibe -le gruñó mi papá-.
- ¡No, papá, no! Yo lo quiero mucho. Dejalo que se quede -enrosqué mis brazos alrededor de su cuello-.
- ¡No! Elizabeth, vení ya mismo para acá, alejate de él.
- No, papá. Yo lo quiero conmigo -dije llorando-.
- Dale, pibe. Salí de ahí. ¡No la toques!

1 comentario:

  1. ME ENCANTÓ EL ADELANTO (TAMBN EL CAPÍTULO), PERO EL ADELANTO EN ESPECIAL, YA QUIERO EL SIGUIENTE CAPÍTULO!!

    ResponderEliminar