miércoles, 20 de octubre de 2010

Capitulo 26. ¡Deseo!

Ahora sí, si este blog lo encuentra alguno de mis compañeros, me mato.
Ojalá les guste el capitulo, y perdón por lo zarpado.
El capitulo se queda, pero un amigo mío encontró el blog y me quiero matar. En fin...
Voy a seguir publicando cosas, porque no me importa lo que él piense de mi y de mi histria excesivamente romántica.
Capitulo 26
¡Deseo!

- Bueno… no estaba pensando en hablar exactamente… -se mordió el labio y se sonrojó-.
- ¿Y en que pensabas? -acerqué mi cara a la de él, en un intento de ser “sexy” que creí que no iba a funcionar-
No fue así. Su respiración se aceleró, la mía ya estaba por completo acelerada.
- ¡Adiviná…! -dijo con su cara a centímetros de la mía, suspirando para que su olor me turbe durante unos minutos-
- ¿Queres jugar a las cartas? -pregunté alegre, alejándome y dejándolo con las ganas-
- No te vas a escapar así de fácil, linda.
Lo siguiente pasó muy rápido.
Él fue rápido. Se levantó, al igual que yo, y me agarró por la cintura, pegándome a él. Una adrenalina corrió por mi cuerpo, un fuego. ¿Adrenalina? ¿No era… deseo?
Estábamos por completo pegados, él me agarraba por la parte baja de mi espalda y yo entrelazaba las manos con su pelo. Eso pareció animarlo.
No sabía si era lo correcto… ¿debía dejarme llevar? Para ser sincera, sí quería hacerlo.
Ese fuego interior parecía querer que siga con eso, pero la parte lógica e inteligente de mi me decía que no, que no era lo correcto… ¿Perder mi virginidad? ¿Ahora mismo? En una cueva en la mitad de la nada, con un chico con el que no llevaba ni un día de novia. De hecho, con un chico al que no conocía hace más de un día. Solo nos lastimaría, a ambos.
Pero aun así, el deseo era mayor. Como una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo, con mi corazón latiendo demasiado fuerte, casi saliéndome del pecho, con la respiración agitada, respirando entre jadeos ahogados, con la salvaje sensación de libertad, como millones de hormigas caminando por mi piel, con la piel de gallina, parecía que estaba a punto de tocar el cielo, parada en el mismo infierno fogoso y caliente, se me hacía imposible parar, me hervía la sangre… estaba deseándolo con todas mi fuerzas.
Imposible parecía la idea de detener esa apasionante sensación. Pero debía hacerlo. Él no parecía tener el control suficiente, pero… ¿y yo? ¿Podía despegarme de sus labios? Lo intenté… pero no pude.
- Creo… -dijo, con la voz algo ronca, pero aun así suave y dulce- Creo… que… debemos… parar… -dijo, interrumpiéndose y besándome, ya que yo lo seguía haciendo-
- Sí -respondí cuando pude separarme de él-. Pero… no quiero… -él tampoco parecía querer, porque después de decir eso, siguió besándome. Era como si solo lo hubiera dicho porque estaba obligado. Sentía la necesidad de hacerlo, no sería “correcto” que lo deje pasar-
- Yo tampoco -se separó por completo-. Pero tenemos que parar. ¿Te haces una idea de lo difícil que es para mi despegarme de vos?
- Eh… ¿Tan difícil como para mi? -sonreí y él igual-
- Algo así, supongo… -me besó una vez más y tuve miedo de no poder separarme de él después. Él sí pudo… lamentablemente-
- Parece que para vos es mucho más fácil que para mi. ¿Cómo es que podes alejarte y controlar tu voz así, para hacerla tan… suave, tan natural? Yo no puedo… te deseo.
- Oh, yo también, y mucho. Pero no podía dejar que pase. Lo mucho que te quiero es suficiente como para aguantar mis ganas, ignorar las tuyas, separarme de vos y controlar mi voz. Pero no te das una idea de lo mucho que me cuesta hacerlo, así que no me lo hagas más difícil y dejá de ser siempre tan hermosa y… ¡sexy!
Aquello me sorprendió. Pensé que “sexy” era una palabra que nadie iba a usar jamás para describirme, además…
- Pero… no soy precisamente una persona a la que describiría con la palabra “sexy” -dije-
Rió.
- Yo sí te diría así.
Sonreí otra vez y lo besé, sintiéndome de verdad halagada.
- Tus besos son raros -enfatizó la última palabra y se echó a reír-.
- ¿Raros bien o raros mal? -pregunté riendo también-
¡Todavía era una novata en esto! Recién hoy había sido mi primer beso… ¿Tantas cosas podían pasar en un mismo día? Una salida especial, un reencuentro con el mar, una ola de recuerdos (que humor negro, realmente), un chico ahogado, un primer beso, un chico nuevo conocido, otra salida especial y la primera vez que sentí deseo… ¡Deseo!
- ¡Bien! Pero raros…
- Ok, pero… ¿Qué tienen de raro?
- No sé… es como si… ¿con cuántos chicos te besaste hasta ahora, más o menos?
- Eh… sos el segundo. ¡Y al primero le di solo uno! Sí, soy una novata todavía. Con la práctica se alcanza la perfección. Te aseguro que dentro de unos días voy a ser la mejor chica que hayas besado en toda tu vida y… -me apoyó un dedo sobre los labios para que me calle-
Fruncí el ceño.
- ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Te enojaste? -pregunté, mientras él se reía- ¡Juro que voy a mejorar!
- No, no quiero que cambies. Te preguntaba porque parecías muy experta.
Fruncí el ceño todavía más.
- ¿Experta?
- ¡Sí! Parece como si hubieras sentido eso de recién muchas veces, como si… no sé. No me mires así que no puedo pensar, me desconcentras.
Reí y el también. Yo sentía lo mismo cuando el me miraba fijo.
Agachándose un poco, apoyó su pera en mi hombro y con la boca a tres centímetros de mi oído, susurró un “te quiero”.
Me tembló todo, me estremecí, una corriente eléctrica atravesó mi cuerpo. ¿Y yo? ¿Yo lo quería? Mi corazón respondió a esa respuesta: sí.
- Yo… también.
- Lo dices como indecisa. ¿Me queres? ¡Estas a tiempo de arrepentirte!
- ¿Indecisa? No, te quiero mucho y no estoy arrepentida.
- ¡Así me gusta! -dijo y con una sonrisa me estampó un beso… no volvimos a hablar en toda la tarde, nos entretuvimos haciendo otras cosas…-
Capitulo 27, adelanto.
- Bueno… mis papás… no se llevan bien en absoluto. Es más, se odian, se detestan.
- ¿Tanto?
Asentí con la cabeza.
- Pelean todo el tiempo, nunca se termina. Es… insoportable. Creí que no existía el amor, que jamás me iba a enamorar, que todo era una mentira.
Me abrazó.
- Y ahora sé que no. Es todo verdad -le sonreí, pero no supe si lo decía por él o por…-.
- ¿Qué te pasa? -preguntó-
- Nada -tal vez estaba siendo demasiado cortante-.
- ¿Ah sí? ¿No te pasa nada?- Es que… no soy competencia para esa tal Jane -dije con cierto tono de disgusto-.

No hay comentarios:

Publicar un comentario