lunes, 18 de octubre de 2010

Capitulo 24. Un tiempo para pensar, un alguien que me escuche...

Capitulo 24
Un tiempo para pensar, un alguien que me escuche.

- ¡De ese chico! -gritó sin alzar mucho la voz- De ese tal Jeydon. Él se te acercó, él te habló, él te coqueteó… ¿Y vos? Nada. No hiciste nada. Lo dejaste que siguiera.
- ¡¿Y que querías que haga?! ¿Qué lo empujara? ¿Qué lo ignorara? No, no soy esa clase de persona.
- Él no es el problema -cruzó los brazos y eso hizo que parecía (aún más) un nene caprichoso, y aunque me dolía, me estaba hartando-.
- Entonces hay algo que no entendí.
- El problema es que no soy sordo y tampoco ciego y en la ambulancia yo no estaba ni muerto ni desmayado, así que pude escuchar todo y darme cuenta de algo -dijo casi gritando-: vos y yo no somos parecidos. A mi me gustas y yo a vos no. Vos necesitas un chico rebelde, salvaje, con ganas de aventura y yo… no soy así. Entonces el problema, resumiendo, es que yo te quiero como a nadie y para vos yo no soy nadie. No… no existo en tu mundo. Y vos sos, directamente, el mío -dijo ahora bajando el tono de voz, triste y apenado-.
- Justin… -murmuré con lagrimas en los ojos-
- No te preocupes. Como vos misma dijiste cuando me viste con Barbie… no somos nada. Y mucho menos una pareja. Así que… vos seguí con tu vida, que yo sigo con la mía, o por lo menos hacer un intento, ¿sí?
- ¡No! ¡Claro que no! No te voy a dejar desaparecer así de mi vida -dije mientras caía una lagrima-.
- Es que… nos estamos haciendo daño. Y eso no está nada bien. Alejémonos, distanciémonos, al menos por un tiempo y… si todo está bien, vemos que hacemos, pero si nos queremos ver y todo sigue igual, es porque no sirvió. Así que… sepámoslo. Seguimos igual, amigos, pero amigos que no tienen celos de los novios de sus amigos, es solo eso. Ese es el gran cambio.
- Está bien. Como quieras -dije, ahora llorando un poco más-. ¿No es extraño cuando una persona te dice que te quiere… y después te propone seguir por separado? Pero está bien, si vos decidís que lo mejor para los dos va a ser eso, lo acepto. Pero quiero que sepas, que cuando vuelvas, tal vez yo ya no esté disponible. Tal vez ya no quiera seguir tu estúpido juego. Tal vez rechacé tus propuestas. En fin, tal vez, ya no te quiera como lo hago ahora -dije y cuando terminé me fui corriendo, sin dejarlo hablar-.
La peor parte, es que sabía que eso no era cierto. Yo iba a estar disponible por completo. Yo iba a aceptar todo lo que me proponga. ¡Y lo iba a seguir amando tanto como ahora!
Corrí hasta mi casa. Corrí llena de lagrimas. Corrí intentando olvidarme de todo, especialmente, de Justin.
¿Cómo podía ser que un chico me dice que gusta de mi y después dice que por un tiempo no hablemos? ¿Cómo podía ser tan tonto? ¿Cómo no se había dado cuenta de que yo también lo quería? ¿Cómo?
¿Qué caso tenía ir a mi casa? Lo que yo necesitaba era a alguien que me escuche y me aconseje, y, en mi casa, no iba a encontrar a nadie. Contarle a mis hermanos y preocuparlos por esto, no estaba bien, así que, por primera vez, necesitaba que alguien se ocupe de mi. En eso escuché pasos detrás de mí.
- Justin, no quiero hablar con vos ahora… -dije, todavía de espaldas-
- ¿Y conmigo? -preguntó él-
Fruncí el ceño y volteé, si no era Justin… ¿Quién?
- Sé que no son mis cosas, pero…
- No, quedate, por favor. Necesito a alguien que me escuche -interrumpí-.
- Claro -nos fuimos a sentar a un banco-.
- ¿Cómo te enteraste? ¿Quién te dijo?
- Mmm… en realidad no sé muy bien lo que pasó allí adentro. Pero escuché gritos… y después saliste corriendo llorando, pedí irme por un rato. En realidad… me escapé -rió-.
Sus ojos verde azulados brillaban aun más intensidad con los rayos de sol.
- Gracias por venir, de verdad gracias, Jeydon -dije, mirándolo-. Pero vas a perder el trabajo por mi culpa, no tiene sentido.
- No, vine porque quise y porque me importas. Wow, que cursi que sonó eso…
Reí.
- ¡Pero si nos conocimos recién hoy!
- Sí, aun así sos especial para mi -dijo él-.
- Me alegro -sonreí-.
- Entonces… ¿Qué preferís, decirme que pasó o venir conmigo, que te llevo a un lindo lugar en mi moto? -preguntó-
- Ehh… ¿Y si no hacemos ninguna de las dos y no quedamos acá conversando sobre otra cosa? -pregunté-
- ¡No! ¿Por qué? ¡Dale! ¡Vení conmigo! Vamos en mi moto, te llevó a algun lugar genial. Para despejarte, el viento que te va a pegar en la cara cuando vayamos en la moto te va a hacer bien, aunque suene estúpido -dijo-.
- Mmm… no lo sé… -dudé-
- Por favor, acompañame. Así nos conocemos más.
Nos levantamos y me dio la mano. Miré nuestras manos unidas y después a él, que me miraba sonriendo.
¿Cómo hace para no sonrojarse?, pensé, con “envidia”, ya que mi cara estaba completamente roja.
Se detuvo cuando llegamos a una calle y se subió a una moto roja. Me subí detrás de él.
- Entiendo que voy a tener que abrazarte… -dije-
- Y… ¿Qué vamos a hacer? No queda otra opción… ¡Qué lástima! -dijo, irónicamente pegándome más a él-
Lo abracé con toda mi fuerza y él arrancó.
Tenía razón. El viento en la cara, me hacía bien. El viento que me despeinaba. El viento que hacía que mi corazón latiera más rápido. Y… sentir su cuerpo entre mis brazos también. Hace diez minutos lloraba y, todo de pronto volvía a estar bien.
- Tenías razón, sí estoy mejor -sonreí-.
- Soy experto en hacer sentir mejor a las chicas -dijo, cuando tuvo que frenar en el semáforo-.
- Ah… También en las indirectas, ¿no? -pregunté-
Él solo rió y volvió a arrancar.
Cuando volvió a frenar (y estacionar), ya no era por un semáforo…
- ¿Llegamos? -pregunté-
- Casi -dijo él-.
Nos bajamos de la moto y me volvió a dar la mano, haciendo que en mi interior se revuelva todo.
- ¿Casi? ¿Por qué? ¿A dónde vamos?
- Eh… no, a ningun lado. Lo mío no es planear si no… ver como sigue todo.
Estábamos en una playa. Oh, oh, esta vez no me meto al mar, pensé. Y… me sorprendió mi propio nivel de humor negro.
Caminamos por la costa, todavía de la mano. Su piel ardía contra la mía, pero… cuando él hablaba, yo me congelaba.
- Nos conocemos hace un día… -dijo-
- Sí.
- Y no se mucho de vos y ni vos de mi…
- Cierto -afirmé-.
- Pero, sabes que soy impulsivo…
- Lo sé.
- Entonces…
No, no, no, no quería declaraciones. No quería nervios. No quería ni un “sí”, ni un “no”. No quería a Jeydon y, mucho menos a Justin. No quería chicos y tampoco amor… ¡No!
Para evitar eso, salí corriendo, como había hecho días antes con Justin…
Él me alcanzó sin mucho esfuerzo, claro.

Capitulo 25, adelanto.

- ¿El punto es…? -pregunté-
- El punto es que quiero que conozcas mis virtudes y defectos y después me digas si aceptas o no ser mi novia. Me quedé dura, boquiabierta. Pero… ¿Por qué no? Soy libre… soltera.

Genial, yo tenía dieciséis y él estaba por cumplir dieciocho. Nos llevábamos dos años. Dos largos años.
Me sonrojé y decidí dar por terminado el tema de las edades para no seguir amargándome.

1 comentario:

  1. Mur bueno! Elizabeth y Jeydon sienten cosas MUY rápido, pero está muy bueno! ;)

    ResponderEliminar