miércoles, 10 de noviembre de 2010

Capitulo 36. Un sueño espantoso.

Estoy en graves, graves, gravísimos problemas.
Tampoco tanto, en realidad.
Los capitulos preescritos se me están terminando, porque hace mucho que no escribo. Es un lío, voy a tratar de escribir más, pero no sé.. paciencia.
Por otro lado; esta novela ya está terminando y necesito que me digan si quieren que escriba una segunda parte.

Capitulo 36
Un sueño espantoso.
Saqué mi libreta (en la que, de hecho, hace mucho no escribía) y una lapicera azul y escribí:
Estos son los problemas de ir con Just, Jey y Caitlin a cenar mañana:
1. Probablemente me ponga celosa cuando Justin bese o algo a Caitlin.
2. Sinceramente… sé que Jey me quiere de verdad, pero me da miedo que pueda llegar a enamorarse de Caitlin. Después de todo, yo la conocí, y sí que era hermosa. Toda una supermodelo.
3. También temo que Jey descubra que le mentí y que sí me gusta Justin, un poco.
4. Tal vez si veo a Justin me siento peor de lo que me siento ahora. Eso sería malo.
5. Y la quinta y más importante: voy a tener que contarles que… ¡hay otro! Aunque no sea tan así, porque ya están como enterados.
Dejé el cuaderno. Los párpados me pesaban, me quedé por completo dormida en menos de 15 minutos.

Corría y corría sin ninguna dirección entre los árboles de ese gran bosque vacío y silencioso, pero no podía parar. Sentía miedo, miedo de moverme, pero aun así, corría. En realidad, lo que hacía era escaparme de ese monstruo tan monstruoso que me perseguía, o eso supuse. Pero… ¿Qué tipo de monstruo era? ¿Un cíclope que quería matarme? ¿Un gigante gigantesco que lo único que deseaba era aplastarme? ¿O un…?
No tuve tiempo de terminar esa idea porque escuche unos pasos, cuatro exactamente, dos respiraciones y dos latidos… ¿Es que realmente podía escuchar los latidos de dos corazones? ¿O había enloquecido? Los latidos los escuchaba, eran más acelerados de lo común, sin dudas debían de haber sido ellos (eran dos, obviamente) mis monstruos monstruosos.
Involuntariamente paré en seco. Mis piernas se detuvieron por completo y contuve la respiración, con miedo. Me di vuelta lentamente para quedar cara a cara con ellos…
…pero no fue así. Allí no había nadie. O… nadie a la vista.
- ¡Liz! -escuché un grito desesperado desde la una punta (muy alejada) de ese bosque baldío-
- ¡Lizlee! -se escuchó una segunda voz, también desesperada, desde la otra punta del bosque-
- Vení para acá -pidió una de las voces-.
- Te conviene venir para acá -recomendó la segunda-.
- ¿Quiénes son? ¿Dónde estoy? -pregunté gritando, y avergonzándome cuando noté que había roto el silencio por completo-
- Para acá, vení para acá, Elizabeth -una de las voces me llamó desesperada, aun más que antes-. Yo no te voy a hacer daño -ese “yo” me llamó la atención… se supone que nunca tenes que ir con una voz que te dice que no te va a hacer daño, es lógica televisiva, ¿es que no había visto películas suficientes como para saber qué hacer y qué no? Después de todo, le creí y caminé hasta donde creí que estaba la voz que me había llamado- Bien, sí, bien, por acá…
Seguí caminando, desafiando a mi suerte.
Pronto estuve mirando a la cara a esa voz sin cuerpo.

- ¿Jus… Justin? -pregunté, no del todo segura-
- Sí, soy yo -respondió con voz áspera e insegura-.
- ¡¿Qué te pasó?! - estaba realmente asustada, porque él lucía pésimo-
Pero pésimo de verdad. Tenía los bordes de los ojos rojos, como si hubiera estado toda la tarde llorando. Su ropa estaba destruida, como si hubiera estado corriendo por ahí y durmiendo acostado en la tierra. Y eso no era lo peor, las peores cosas eran los rasguños que tenía en todo el cuerpo y los caminos por los que habían pasado las lágrimas. Estaba pésimo.
- Nada -respondió con amargura-.
Levanté una ceja.
- ¿Nada?
Asintió con la cabeza.
- Justin… estas… -¿cuál sería una palabra correcta?- desastroso.
- Ah, sí. Estuve corriendo por el bosque -le restó importancia-.
- ¿Y por qué lo decis así?
- ¿Así cómo?
- Tan… tranquilo…
- No, es que ya sabes el motivo.
- Recordámelo -no tenía sentido discutir con un Justin tan testarudo-.
- Te estuve siguiendo, claro. Es que te escapaste de la realidad. Pero eso no importa, lo que importa es que ahora estas conmigo y solo conmigo y vamos a estar juntos hasta el final de nuestros días.
- ¿Nosotros? ¿Juntos?

- Sí, ¿no es lo que querías?
- ¿Quién era el de la otra voz? -pregunté desesperada-
- Ese tal Jeydon. Pero vos tuviste que efectuar una elección y me elegiste a mi. Él planea matarse, dice que sos su todo, que la vida no le importa sin vos, igual que a mi.


Capitulo 37, adelanto.

- ¿Seguro que estas bien? Contame qué pasó.
- Nada, fue una pesadilla.
- ¿Y qué pasaba en la pesadilla? -preguntó casi desesperado… como en mi espantoso sueño-
- Yo estaba en el bosque corriendo y se escuchaban unas voces desconsoladas que me llamaban -no podía contarle toda la pesadilla sin revelarle que sentía algo por Justin-. Era insoportable.

- Sí, ahora sí -dejé de llorar y me limpié las lágrimas-. ¿Salimos? ¿Vamos al cine?
- Vamos.
- ¿Podemos ir con Jack y Jane? Si queres, claro…
- Sí, sí. Vamos con ellos. Pero esta vez, no nos dividamos en grupos, ¿ok?
- Obvio. Hoy te quiero cerca de mí.

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